La historia de los Criollos de Caguas en la Liga de Béisbol Superior Doble A parecía ir rumbo al olvido tras dos campañas llenas de tropiezos. Sin embargo, la temporada 2025 ha traído consigo un cambio de rumbo tan inesperado como emocionante. Un equipo que comenzó con récord negativo y sin una figura clara al mando, ahora vive uno de los mejores momentos de su corta historia: una racha de siete victorias consecutivas que los mantiene firmes en la lucha por avanzar a la postemporada en la competitiva Sección Central.
La franquicia fue integrada a la liga en el año 2023 como parte del proceso de expansión, junto a los Cachorros de Ponce. Ese año inaugural fue complicado, cerrando con apenas dos victorias y diecisiete derrotas. En 2024, aunque lograron mejorar levemente con marca de 4-13, volvieron a terminar en la última posición. Aun así, el esfuerzo y la consistencia de algunos jugadores mantenían viva la esperanza de un futuro prometedor.
En aquel entonces, el equipo era dirigido por Edwards Guzmán, también dirigente de los Gigantes de Carolina en la Liga de Béisbol Profesional. Guzmán dejó huella con su enfoque formativo, pero una oportunidad profesional con los Cachorros de Chicago como escucha regional lo llevó a mudarse a Florida, dejando vacante la silla de dirigente. Fue entonces cuando Gil Martínez asumió el reto de liderar al conjunto cagüeño, pero tras un arranque de 1-6, decidió renunciar.
Sin rumbo fijo, la gerencia del equipo se acercó a una figura ampliamente reconocida en el béisbol aficionado: Elvin “Pachanga” Santos. Con una trayectoria de 27 años como dirigente, Santos había trabajado con varios equipos, incluyendo a Barranquitas y Aibonito. Aunque había anunciado su retiro, el llamado de su ciudad natal fue suficiente para replantearse esa decisión.
“En un principio acepté, pero luego fui honesto con la gerencia”, expresó Santos. “Tenía otros compromisos y sabía que no podía dedicarle el tiempo completo que requiere dirigir un equipo. Por eso propuse a Eduardo Dávila”.
Dávila no era un desconocido. Había sido el asistente técnico de Santos en Aibonito y contaba con un historial exitoso como jugador con los Bravos de Cidra, donde obtuvo varios campeonatos. Además, había tenido experiencia ganadora como dirigente en la Clase A. La propuesta incluía que Santos permaneciera como asistente técnico o ‘bench coach’, invirtiendo tiempo y conocimiento para respaldar a Dávila en esta nueva etapa.
La dupla asumió el reto justo antes de un partido ante Cidra que terminaron perdiendo 7-5, dejando al equipo con marca de 1-7. Pero esa derrota fue el punto de inflexión. Desde entonces, el equipo no ha vuelto a caer, hilvanando una racha de siete victorias que los catapultó al cuarto lugar de la tabla.
“Este no es el mismo equipo que habíamos visto antes”, expresó Santos. “Cuando Eduardo y yo llegamos, notamos que había talento de sobra. Lo que hacía falta era dirección, confianza y un plan claro”.
Actualmente, la tabla de posiciones de la Sección Central refleja una batalla cerrada. Comerío lidera con 12-2, seguido por Aibonito con 9-5, Cidra con 8-6 y Caguas con 8-7. Más atrás, Cayey (7-7) y Barranquitas (4-10) cierran la tabla. Con 20 juegos programados por equipo en la fase regular, los Criollos se perfilan como serios candidatos a asegurar un espacio entre los mejores cuatro.
Incluso si terminaran en la quinta posición, aún tendrían opción de pelear su clasificación en un juego de retador contra el cuarto lugar de la Sección Sur, siempre que el equipo cagüeño tenga mejor récord. Y, al día de hoy, eso es una realidad.
La clave del resurgir criollo ha sido la química en el equipo, la confianza depositada en los jugadores y una atmósfera enfocada en disfrutar el juego. “En la Doble A hay que dejar que los muchachos se diviertan”, explicó Santos. “Muchos de ellos trabajan largas jornadas durante el día. Aquí vienen a desconectarse, a jugar por amor al deporte. Si uno les mete presión, no se disfruta. Por eso nosotros nos enfocamos en darles tranquilidad”.
Esa tranquilidad ha producido resultados positivos. A la ofensiva, el inicialista Roberto Martínez ha sido una de las figuras más productivas. Su promedio de bateo de .345, junto a tres jonrones y 12 carreras impulsadas, lo convierten en el motor ofensivo del equipo.
En el cuerpo de lanzadores, el veterano ex Grandes Ligas Saúl “Monaguillo” Rivera ha tenido un renacer como abridor. Bajo la nueva dirección, fue movido del bullpen a la rotación de abridores y ha respondido con creces. Tiene marca de 2-1 y una efectividad impresionante de 0.43. Su actuación más destacada fue una salida de siete entradas en blanco frente a los líderes Comerío, enfrentando nada más y nada menos que a su propio hermano, Rawell Rivera. Ambos, junto a un tercer hermano lanzador, forman parte de la familia Rivera, famosa en el béisbol local y vinculada al legendario árbitro de boxeo Luis “Monaguillo” Rivera.
Otro brazo importante ha sido el zurdo Joel Morales, quien suma dos victorias y mantiene una efectividad de 3.07. Su experiencia ha sido vital para complementar una rotación que ha elevado su nivel en las últimas semanas.
El éxito de los Criollos no es solo producto de las estadísticas. Hay una identidad colectiva que se está forjando dentro del equipo. Se percibe unión, sentido de pertenencia y compromiso con el proyecto a largo plazo. Lo que antes parecía un equipo en formación, ahora se presenta como una escuadra con identidad, hambre de victoria y visión clara.
Este fin de semana, el equipo tendrá una jornada libre, pero la próxima semana retomará acción con dos juegos interseccionales frente a los Cachorros de Ponce, quienes también forman parte del grupo de expansión del 2023. Ambos conjuntos, que nacieron con grandes desafíos, hoy se enfrentan en momentos muy distintos, pero con la misma ilusión de crecer dentro del béisbol superior.
Para los Criollos, estos juegos son vitales. No solo pueden ayudar a consolidar su posición en la tabla, sino que servirán como termómetro para medir el verdadero alcance de esta nueva versión del equipo. Si logran mantener el enfoque y seguir ejecutando con disciplina, no cabe duda de que serán contendientes peligrosos en la postemporada.
La historia de los Criollos de Caguas en la Doble A está dando un giro que pocos esperaban. Lo que comenzó como un año más de reconstrucción se ha transformado en una temporada llena de posibilidades. De la mano de Eduardo Dávila y con el respaldo estratégico de Elvin Santos, el equipo ha demostrado que no hay imposibles cuando se trabaja con pasión, compromiso y confianza en el talento local.
Por ahora, Caguas está enrachado. Pero más allá de las victorias, ha recuperado algo mucho más valioso: el respeto de la liga y la esperanza de su fanaticada.