La derrota 2-1 del pasado domingo frente al eterno rival River Plate no solo sacudió a los fanáticos de Boca Juniors, sino que también marcó el final del breve ciclo de Fernando Gago al frente del club. El martes por la mañana, el club xeneize hizo oficial la salida del entrenador, en una decisión que, aunque abrupta, no sorprendió a muchos tras una serie de tropiezos deportivos que venían acumulándose desde su llegada.
La noticia fue confirmada por Mauricio “Chicho” Serna, miembro del Consejo de Fútbol de Boca, quien compareció ante los medios para anunciar la desvinculación de Gago. “Estamos aquí para tomar decisiones, y anoche entendimos que no hay manera de que él continúe como nuestro técnico. Le agradecemos todo el esfuerzo y dedicación, pero ciertas situaciones nos llevaron a tomar esta determinación final”, expresó Serna.
La caída ante River fue el golpe más reciente, pero no el único que debilitó la gestión del exfutbolista de la selección argentina. Boca Juniors viene arrastrando una temporada plagada de inconsistencias, marcada por eliminaciones dolorosas y un rendimiento irregular que nunca logró consolidarse, pese al talento individual de su plantilla.
Una eliminación histórica en Copa Libertadores
Una de las manchas más profundas en el ciclo de Gago fue la inesperada y dolorosa eliminación en la fase inicial de la Copa Libertadores, a manos del club peruano Alianza Lima. Boca, un histórico del certamen continental, nunca antes había sido eliminado por un equipo peruano en esta competencia. La derrota no solo fue un hecho inédito en los libros de historia del club, sino también una señal de alarma sobre la desconexión entre el cuerpo técnico y el rendimiento colectivo.
Esa eliminación dejó heridas abiertas entre los hinchas, quienes ya venían mostrando su descontento en las tribunas y en las redes sociales. Para un club con la exigencia y la tradición de Boca, quedarse afuera en etapas tempranas de la Libertadores es simplemente inaceptable. Gago, que había llegado con una propuesta de juego ofensiva y moderna, nunca logró que esa visión se tradujera de forma sostenida en resultados.
Su ciclo en números
Fernando Gago asumió el cargo de entrenador de Boca Juniors en octubre de 2024, tras dejar abruptamente su puesto en Chivas de Guadalajara (México) a mitad de temporada. Llegó para reemplazar a Diego Martínez, en medio de una profunda reestructuración interna del club.
Durante su paso por el banquillo xeneize, dirigió 30 partidos, de los cuales ganó 17, empató cinco y perdió ocho. Si bien la cantidad de triunfos es considerable, las derrotas clave y la falta de identidad futbolística terminaron pesando más en la evaluación final del Consejo de Fútbol.
Más allá de los resultados, otro punto de crítica frecuente fue la escasa conexión emocional de Gago con los hinchas. Su estilo sobrio, muchas veces percibido como distante, contrastó con el perfil pasional que suelen tener los entrenadores exitosos en la Bombonera.
Las palabras del Consejo y el futuro inmediato
Mauricio Serna insistió en que la decisión no fue tomada a la ligera. “Fernando es una persona íntegra, trabajadora y apasionada por el fútbol. Pero cuando los resultados no acompañan, y las sensaciones internas no son las adecuadas, debemos actuar por el bien del club”, explicó. También añadió que en los próximos días se anunciará un técnico interino, mientras se define el perfil del reemplazo definitivo.
Entre los nombres que comienzan a sonar como posibles sucesores figuran Martín Palermo, ídolo histórico del club y actual técnico de Platense, así como Sebastián Battaglia, otro exjugador de la casa que ya tuvo un ciclo al frente del primer equipo.
La presión de los clásicos
Perder con River Plate nunca es una derrota cualquiera. En Argentina, el superclásico no solo define tres puntos: también condiciona proyectos, carreras y hasta elecciones institucionales. El 2-1 en el estadio Monumental fue un golpe duro para el plantel y para la hinchada, que terminó enfrentando al equipo con cánticos de repudio y pancartas pidiendo cambios urgentes.
En dicho encuentro, Boca mostró una mejor cara en el primer tiempo, pero terminó desmoronándose ante un River más ordenado y efectivo. El gol de la victoria millonaria, convertido en los últimos minutos, selló no solo el marcador, sino también el destino de Gago.
El legado y las lecciones
A pesar de su abrupto final, Gago deja algunas enseñanzas para Boca. Su apuesta por los juveniles, su intento por modernizar la preparación física y táctica del equipo, y su profesionalismo en los entrenamientos son aspectos valorados por el cuerpo técnico y los jugadores.
Sin embargo, en Boca no basta con buenas intenciones. La exigencia del entorno, los medios y los propios dirigentes exige resultados inmediatos y, sobre todo, ganar los partidos clave. En ese contexto, la falta de títulos, la eliminación en la Libertadores y las derrotas en clásicos pesan más que cualquier progreso interno.
Gago y su futuro en el fútbol
Fernando Gago, exjugador de clubes como Real Madrid, Roma, Valencia, Vélez y Boca, ha tenido una carrera como entrenador aún corta pero intensa. Comenzó en Aldosivi, luego pasó a Racing Club, donde mostró destellos de buen juego, y posteriormente asumió en Chivas de Guadalajara antes de llegar a Boca.
Si bien su salida del club xeneize representa un revés importante, es probable que Gago continúe su camino como técnico, ya que goza de prestigio internacional y ha demostrado capacidad en contextos complejos. Algunos rumores indican que podría volver a México o explorar ofertas en ligas menos presionantes, donde pueda consolidar su propuesta táctica con más tranquilidad.
¿Qué sigue para Boca?
El desafío para Boca Juniors ahora es doble. Por un lado, debe encontrar un nuevo entrenador que pueda devolverle identidad, estabilidad y resultados al equipo. Por otro, necesita recomponer la relación con su afición, profundamente dolida por los malos resultados y por decisiones dirigenciales que no siempre son bien explicadas o comunicadas.
Con el campeonato local en marcha y la Copa Argentina como uno de los pocos objetivos viables para salvar el año, el nuevo cuerpo técnico tendrá que trabajar a contrarreloj. La directiva también deberá decidir si apuesta por un técnico de la casa, que conozca el entorno y pueda calmar los ánimos, o si se inclina por una figura de renombre internacional que sacuda la estructura del club.
Lo que es claro es que Boca Juniors no puede permitirse seguir improvisando. Tras varios ciclos fallidos en pocos años, el club necesita un proyecto serio, sostenido y ambicioso que lo devuelva al lugar que históricamente ha ocupado en el fútbol sudamericano: el de protagonista indiscutido.